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El Gigante dormido de valle Estrecho

Sábado, 11 de Febrero de 2017
Hace tiempo que nuestra sobrinilla Lorena quería ir a conocer al Gigante dormido.
Motivo más que suficiente para que este sábado, aunque el tiempo no sea de lo más halagüeño, nos animemos a ello y en buena compañía.
El grupo posa delante del Gigante dormido de valle Estrecho
PaulaAndrea y Mary Paz grandes amigas tanto de la naturaleza como de 'Ojolince y Sra.' no quieren perderse esta excursión y partimos juntos a la Montaña Palentina.
Los bosques de las sierras del valle Estrecho son una auténtica joya
que debemos cuidar, proteger y ¡¡disfrutar!!
Por la mañana nos damos un más que reconfortante paseo por uno de los magníficos bosques del valle Estrecho, partiendo del embalse de Ruesga.
    Agradable rincón en medio del hayedo, con cabaña
y buen pilón (Foto MaryPaz)

La pista nos interna en el hayedo hasta una cabaña con abrevadero.

Caminamos tranquilos, prestando oídos al bosque. Pinzones, carboneros, mitos, herrerillos, trepadores y hasta un Pico Picapinos se dejan escuchar con facilidad, anunciando la primavera.


De regreso, buscamos un agrego del frío viento en un corral abandonado del pueblo de Ventanilla, para dar buena cuenta de nuestras viandas.
Improvisado almuerzo en un antiguo corral del pueblo de Ventanilla...
¡Qué delicia!

Reservamos para después de comer, la ruta al mirador del Gigante dormido.

Desde Ventanilla, tomando la carretera de los Pantanos nos dirigimos a Santibáñez de Resoba.

El paseo vespertino al mirador del Gigante se presume muy entretenido

A unos dos kilómetros de Santibáñez en dirección al mirador del Alto de la Varga, se encuentra el aparcamiento del que parte la senda.

En éste hay un panel explicativo y detallado del recorrido, apto para todos y fácil de seguir.


Andrea, Lorena y Paula han encontrado un aliciente añadido a esta atractiva ruta.
Al fondo a la izquierda, peña Miranda
Lorena, muy contenta, antes de lanzar 'un bolazo'
al triunvirato formado por MaryPaz y 'Ojolince y Sra.'
(foto Andrea)

Iniciamos marcha sobre las tres y media por esta senda señalizada que, en suave ascenso, nos guía sobre la falda de la peña del Águila.

Un cerro previo a la peña llama nuestra atención, y en unos 700 metros de recorrido estamos junto al gran hito de piedras que le preside.

Paula, Andrea, Lorena y 'Ojolince y Sra.' en nuestra primera cumbre juntos
¡Genial! (Foto MaryPaz)
Desde este alto ya podemos disfrutar de un buen panorama.

Al norte hemos dejado a peña Escrita y peña Santa Lucía, mientras que al sur (hacia donde nos dirigimos) bien nevada tenemos a la sierra de la Peña y sus estribaciones.

MaryPaz elaborando una panorámica de la peña Miranda y las estribaciones de la sierra de la Peña
Paula y la inmensidad del valle Estrecho, por la que discurre el río Rivera al encuentro del embalse de Ruesga
La peña Redonda (entre nubes) y el Gigante dormido, recostado sobre ella
      Y Lorena no suelta su bola...


Bajamos a la pequeña depresión por la que prosigue la senda y donde los más pequeños han encontrado un tesoro...



¡No lo dudamos!
¡Vamos p'abajooooo!



¡Por fin!

Un nevero de dimensiones suficientes para elaborar un bonito muñeco de nieve



'Olaf' y el grupo
(Foto Lorena)


Como no  podía ser de otra manera decidimos ponerle el nombre de Olaf y hacernos con él una foto.


Es tiempo de diversión y dejamos que ellos tomen las riendas de la ruta
Retomado el camino, por fin podemos subir a la peña del Águila y disfrutar de las vistas desde su mirador.
El grupo llega al Mirador de Peñalbilla en la cima de peña del Águila
Mirador de Peñalbilla a 1.435 mts. y ¡¡menudas vistas!!
(Foto MaryPaz)
Peña Redonda se ha despejado casi por completo y se ve todo el cordal hasta peña Rebanal. Bajo la peña que lleva su nombre, el pueblo de Rebanal de las Llantas
Bajamos de peña del Águila y seguimos dirección este por la marcada senda.
Huellas de Perdiz (Foto Lorena)    

Un poste señalizador nos indica que llevamos recorrida la mitad del camino.

Toca ahora atravesar la pradería de Camperón, disfrutando de las vistas de la nevada sierra.

Dejamos a nuestra izquierda el alto de peña Negra, para mejor ocasión, cuando la senda nos introduce en un bonito robledal.

Atravesamos un robledal con vistas a la sierra de la Peña
      Hasta la señalización luce bonita con semejante fondo

Ahora en subida, accedemos al último tramo de 50 mts. que da paso al mirador.

Una breve y empedrada subida nos abre el paso en el roquedo, donde se asienta el mirador de Cadalcio.


En ascenso por el tramo empedrado del monte de Cadalcio
Leyenda del Gigante de valle Estrecho.
    En el término de San Martín de los Herreros y muy cerca de su actual casco urbano residía un Gigante, el cual tenía su casa en el término de los Castros de la Vega.
    Este hombre tenía una única hija, a la que amaba entrañablemente, pero ella no se sentía feliz a su lado, ya que no encontraba ningún pretendiente, ni ningún mozo de los alrededores quería entablar relaciones con ella, pues todos los hombres del valle Estrecho tenían miedo al Gigante.

    Ella quería marchar de aquellas tierras pero no lo conseguía, pues su padre la vigilaba y tenía personas por el entorno, comprometidas en su cuidado. Su única salida era por las montañas y cierta vez lo intentó por un sendero del monte Cadalcio, pero fue sorprendida y castigada severamente por su padre. Para evitar que se repitiera la hazaña, colocó en el paso unas grandes rocas que en la actualidad allí existen.

    Ella lloraba y suplicaba a su padre que la dejase marchar, pero él se mantuvo en su postura durante meses y años.
El grupo penetra por el tajo abierto en el roquedo del monte de Cadalcio,
que da acceso al mirador
    Por fin, un día, estando apoyada por alguna persona de confianza, preparó con hierbas del campo cuyos nombres desconocemos un bebedizo con el que regó la comida de su padre, el cual, después de degustarla cayó en profundo sueño.
Ya libre de la vigilancia de su padre se encaminó hacia la Peña Redonda, desde donde dió vista a tierra de Campos, hacia la cual se marchó.

    Cuando el Gigante se despertó montó en cólera, al enterarse de la desaparición de su hija; sus voces y gritos retumbaron por el valle Estrecho. Las rocas cayeron por las calares y hasta las fieras del bosque se refugiaron en las cuevas. Buscó por todos los pueblos, hasta que un viajero le informó que su hija se encontraba lejos de estas montañas, ya que un señor poderoso la había cogido bajo su protección (era ya inútil buscarla).

    El Gigante, después de esta noticia tan desconsoladora, se puso triste, muy triste y en su casona reinó el luto y el silencia. Hasta que un día arrasó su casa, alejó sus ganados, despidió a los servidores y se marchó al monte; remontó la Peña Redonda y quedó mirando la horizontalidad de Tierra de Campos por donde su hija se marchara.
¡Mirador de Cadalcio de extraordinarias vistas! 
    Allí pasó días y noches sin hablar con nadie, sin comer, ni dormir. Por las noches hablaba solo y desde el pueblo oían los suspiros que él daba. Hasta que una tarde, cuando el sol se ocultaba, se acostó sobre la Peña Redonda, se puso un pañuelo sobre sus ojos, cruzó las manos y se durmió. Un frío intenso se sintió en el valle, llegaron días de lluvia y nieblas, así como grandes tormentas.

    Cuando pasaron varios días, amaneció con un sol radiante, pero ¡qué insólito hecho! El Gigante había crecido más, mucho más y se había convertido en una estatua de piedra recostada sobre la Peña Redonda. Las lágrimas brotadas de sus ojos habían formado un gran surco que bajaba hasta los bosques, la sangre de su corazón roto por el dolor, había penetrado en la tierra y por eso hoy existe una fuente que la llaman 'Colorada'. El resto había regado muchas rocas desde Cadalcio a Pico Cimero por la fuente, de entre la Braña a San Martín.
Todos los integrantes de la expedición, muy contentos, en el mirador de Cadalcio a 1.419 mts.
  Por un sumidero, ahora invisible, la sangre no purificada del Gigante había penetrado en la tierra y se había mezclado en la misma, tomando color negro, como se puede ver en La Mina.
En una cueva que llaman 'del Oso' y que se encuentra entre las Pollatas de Castilla y Collado Montero había unas columnas y mametones pétreos formadas por las lágrimas del Gigante.  Así mismo, dice la Leyenda que hay un gran tesoro escondido por el Gigante en las entrañas de la tierra. 
También nos cuenta, quién nos relató la Leyenda, que cuando se acerca la fecha en que murió el Gigante, el gran lago subterráneo que se formó con las lágrimas del Gigante se embrabece y lanza sus aguas con gran fuerza por la boca de la fuente Deshondonada.

    Detalle del cartel del mirador de Cadalcio, con el dibujo de la silueta
del Gigante dormido, que hemos de buscar en el perfil de la montaña

La Leyenda está basada en la figura o silueta de un gran hombre acostado que forman las estribaciones de la Peña Redonda. 

Partiendo de ésta, hacia Cervunal, alto Miranda, alto de los Valles, vista desde San Martín de los Herreros y que la imaginación popular ha llamado el Gigante dormido.

    "Esta senda está dedicada a todas las madres y padres que han sentido lo mismo que el Gigante cuando vieron alejarse a sus hijos de la Montaña Palentina".
PLANO Y PERFIL DEL RECORRIDO
      El recorrido seguido está dibujado en linea verde
DISTANCIA TOTAL ->  5 Kms.  TIPO DE TRAZADO -> Lineal (ida y vuelta)
TIEMPO TOTAL ->     3 h. (con entretenimiento)            DIFICULTAD -> Fácil
    Lorena y Olaf


La visita al Gigante dormido de valle Estrecho ha resultado una aventurilla muy especial para el grupo, que tenía muchas ganas de compartir jornada en la naturaleza.

'Ojolince y Sra.' les damos las gracias por ello.

Está claro.. ¡Formamos un gran equipo aventurero!

Hasta pronto.


**SED CONSCIENTES DE VUESTRAS LIMITACIONES PORQUE LA MONTAÑA PONE A CADA UNO EN SU SITIO**

14 comentarios:

  1. Que chulada de ruta. Y más viendo disfrutar de ella a los peques. Desde luego es una buena opción para iniciarse en la montaña. Cuando se pueda sumar otra niña a estas expediciones tan atractivas...seguro que se lo pasan en grande. A ver el tiempo...que pasa rápido. ¿Al final acertaron en sus objetivos con esos bolones de nieve?. Menudos proyectiles que se gastan. Preciosa historia la Leyenda del Gigante. Un abrazo !

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    1. Los niños disfrutan mucho en el monte, pero más aún si van con otros niños con quién jugar.
      A la vez que preguntan y resuelven sus inquietudes, aprenden y memorizan con gran facilidad todo aquello que van descubriendo. Sólo hay que hacer que les resulte entretenido el camino y, sin ninguna duda, tomarán interés y afición por la naturaleza.
      Vosotros con la pequeña Aira ya os estaréis dando cuenta de ello y pronto seréis parte integrante de alguna de estas rutas compartidas.
      Si, Quique, bolazos recibimos unos cuantos.. es el precio que hay que pagar, jeje.
      A 'Ojolince y Sra.' nos alegra que te haya parecido interesante el camino y la leyenda.
      Un abrazo familia Ureta-Tascón.

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  2. Que buena ruta, y si las niñas han disfrutado, me imagino que vosotros mucho mas, da gusto ir por el campo con niños curiosos que se empapan de todo lo que se les explica.
    Un saludo

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    1. Así es, Luis! También tú entiendes bien cómo hacer que los más jóvenes tomen gusto por la naturaleza.
      Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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  3. Si señor. Haciendo cantera y quienes mejor que vosotros para guiarlas y enseñarlas. Un saludo.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, José.
      Como a nosotros nos tira el monte pues ahí queremos llevar a todos e intentamos hacérselo atractivo o al menos, conseguir que sean respetuosos con él.
      Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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  4. Estupenda entrada. Como siempre con toda clase de detalles y llena de curiosidades, buenas fotos, .... lección geográfica. Lo tienes todo y además llevando a esos pequeñajos a saber y conocer lo bueno que hay a nuestro alredeor. Un fuerte abrazo.

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    1. Pues claro! Así nos gusta el monte a 'Ojolince y Sra.'
      Conocer cada rincón, empaparnos de su belleza y transmitirla a pequeños y grandes.
      Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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  5. ...... je je, ha habido un error, soy Francis. Un abrazo

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  6. F5033
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    matadorbet
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